Celda 211 (reseña)

Nos encontramos ante una película cerrada en un ambiente penitenciario en una especie de „micromundo“ donde todo tiene lugar.

Daniel Monzón nos muestra  como conviven esos hombres encerrados, acostumbrados a su encierro. La sociedad carcelaria, incluyendo tanto a los encarcelados como a los funcionarios de prisiones, que así misma se rehace creando sus jerarquías, sus códigos y sus reglas dentro de sus muros.

No muy lejos de nuestra propia idea de lo que es una cárcel.

Se puede elogiar a todos los actores a un  Luís Tosar que nos lleva a esa realidad como si fuera suya, a Alberto Amman en un papel y con una metamorfosis perfectamente creíble, y a Antonio Resines mostrándonos una violencia contenida y explosiva propia de nuestra sociedad.

Un recreo de la violencia en todos sus diferentes aspectos.

Totalmente factible.

Pero esta película no es solo violencia y desasosiego también nos habla de la falta de sentido de vida, de la lucha innata de las personas por sobrevivir y de la dinámica de los destinos.

Aconsejable.

Verano 1993 (reseña)

Una película catalana, rodada en catalán, sin sincronizar al español con un comienzo modesto que no ha parado de subir peldaño a peldaño el recorrido cultural hasta estar hoy nominada a los Oscar 2018 y tener ya en su haber ciertos premios en diferentes festivales cinematográficos. Verano 1993.

La película empieza con un final y un cambio de familia. La pequeña Frida es adoptada por su tío a la muerte de su madre. La directora Carla Simón nos muestra en una pequeña historia los reflejos del interior de una niña adaptándose a un nuevo entorno.

Las emociones están algo soterradas en la niña, la cotidianidad de la vida en una casa a las afueras es el marco de esa familia que con el nuevo miembro busca intuitivamente un nuevo orden.  La interacción entre las niñas, entre los adultos, entre el adulto y el niño es lo que llena toda la película.

Carla Simón consigue mostrarnos esa parte infantil a la vez algo profunda de la que no sabemos si en su fondo hay maldad, inseguridad, nada, o si es únicamente infantil e inocente. El espectador observa a la niña de la película olvidándose que es un personaje creado.

La película está envuelta en una realidad palpable, reconocible. Una realidad que forma parte del espectador.

Las sombras de una madre muerta están presentes en algunos diálogos, en algunas acciones de Frida.

Carla Simón nos muestra una historia nítida, continua en un espacio de tiempo limitado.

Una película fácil de ver, una historia real entre luces, una historia que empieza y termina en la infancia, una emotiva dedicatoria a quien seguramente la hizo posible.

El sur (reseña)

La película El Sur de Victor Erice, ya de por sí envuelta en una especie de leyenda como película incompleta que es, pertenece a lo que podríamos llamar nuestro fondo de armario cinematográfico.

Ya en las primeras escenas aparecerá un cierto misterio y una cierta tristeza que se harán dueñas poco a poco de la pantalla. La trama aparece ante el espectador despacio, repitiéndose con una minuciosidad inconsciente.

De todos los pocos personajes de El Sur el protagonismo se lo gana Estrella que va adentrándose en la vida interior de su padre a la vez que va creciendo.

Como si los paisajes no tuvieran otra misión que la de recordarnos la trama de la película aparecen perfectamente encuadrados, grisaceos, húmedos, mostrándonos  ese misterio suspendido en el aire durante los noventa minutos.

La película nos va absorviendo poco a poco.  El interior de los personajes principales va dominando cada vez más la película hasta llegar a acaparar toda nuestra atención.  La fascinación sobre el espectador viene de la mano del estrecho vínculo entre el padre y la hija.

El Sur es la primera película de este proyecto. Una película austera y exigente como el inicio de este proyecto compartido.