Rodada por Alejandro Doria, cineasta argentino, en el año 1987.
Una película que nos cuenta una historia entre una mujer madura y un adolescente en una Argentina oscura, oprimida, con miedo. La falta de libertad se filtrará en todos los aspectos de la vida. Sin embargo no nos llevará Doria a una historia claustrofóbica y sin aliento. Una fuerza ruidosa en el grupo protagonista de adolescentes nos hace sentir una vida palpable que se regenera y no se agota.
Pedro conoce a Sofia que está siendo perseguida y quiere salir del país. Sofía agotada por su huída y sus circunstancias va recuperándose poco a poco mientrás Pedro se va adentrando en el mundo de sus sentimientos recordándonos el sentir adolescente, cien por cien sincero, furioso, sin otro horizonte que si mismo. Latidos que ocupan todo el mundo de Pedro, cercándole a él mismo. La fuerza del primer sentimiento desbocado que solo se apacigua con el paso mortal del tiempo.
Suenan violines y violonchelos y una misma melodía de tonos graves que nos lleva a cierto silencio interior esperando una desenlace imposible. La música se repite, nos avisa y se repite, hasta apagarse con la úlitma escena en un rastro imposible de alcanzar.
Censura, libertad sesgada, miedo, intrahistoria, familia, pérdida, amor, sexo y traición es el coctel que Doria nos presenta en una película que siempre será actual.
¡Qué no caiga en el olvido!
Muy recomendable.