Mujeres al borde de un ataque de nervios (reseña)

Almodovar, en su día, rodó una película con una historia minúscula sobre el universo femenino titulada „Mujeres al borde de un ataque de nervios“. La película la rueda en 1988 en una España en fiesta que avanza a pasos agigantados hacia la modernidad.
Ya en los créditos, los nombres aparecen con una estética totalmente fundida con la voz de Lola Beltrán y su „Soy infeliz“, una estética clara, colorida, sobre todo si pensamos en el cine de los años 80, individual y atrevida, será una estética sin encasillar. Pura.
Iván rompe la relación que tiene con Pepa. Almodovar nos muestra sin drama alguno un momento de desesperación, tristeza y absoluta zozobra, todo ello sin ningún sentimiento oscuro ni negativo, sino todo lo contrario, lleno de color, estética y vida. Las mujeres de la película en situaciones emocionales al límite son caracteres fuertes y decididos, contraponiéndose a los hombres diluidos, algo falsos, e imperfectos; entre ellos un jovencísimo Antonio Banderas en el mejor papel masculino del largometraje.
La interpretación de Carmen Maura es emotiva, expresiva y humana. El espectador contempla a una Carmen Maura transparente, que nos transmite a la perfección todas las órdenes de su director.
Estallidos emocionales, risas y llanto se acumulan en la pantalla. Una amiga desesperada, una exmujer llegada del pasado, una cama ardiendo a ritmo de Ravel.
¡Arde Ravel! ¡Arde Pepa y el mundo femenino de su alrededor!
La cámara juega con imágenes en diferentes dimensiones que nos evocan a Picasso, una gafas en el suelo y a través de los cristales una imagen borrosa, una mirilla que nos repite la misma cara… una estética picassiana llevada a su culmen con la belleza de Rossy de Palma.
Es como si Almodovar hubiera estado jugando a los recortables y hubiera cortado, puesto y quitado bolsos, zapatos, sombreros, faldas y vestidos. Y hubiera hecho una historia con esos recortables, esos recortables de colores y accesorios perfectos, con el pelo perfecto, y con posturas femeninas perfectas…. Una historia con los recortables de los años 70 que todas las niñas, y solo las niñas, tenían y guardaban en libros para que no se arrugaran.
La estética me cautiva en la película; sostiene las emociones y le da un caracter de ser algo llamado a denominarse „Arte“.
El registro del lenguaje es de nivel bajo, al cual accede una gran mayoría de los españoles al explicar sus emociones.
El mundo femenino está bien reflejado en esa historia hecha con recortables, corta, perfecta, expositiva y explosiva.
Muy recomendable para ver, disfrutar y olvidar.

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